jueves, 29 de abril de 2010

Inventé un sendero



Inventé un sendero de sinceridad en un anochecer peculiar

donde los grillos zapatean a la rima de complacer

las perlas se aprietan suspirando pactos de ilusionar

que acallan mentes inquietas por pleitos desestimables

venciendo guerras con la hermandad y la comunicación.
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Inventé un sendero donde los duendes compiten sin misión

la hogaza del amanecer es suave de masticar

con farolas risueñas que se zarandean vestidas de carnaval

e invitan a las amapolas a decorarse del color de la lealtad

y a las entusiasmadas golondrinas que no temen al rufián.

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Inventé un sendero donde las mariposas burlonas exponen su color

con los sapos juguetones que se aparean sin morada y sin prisión

en el sembrado adormecido que no es pisado sin piedad

de haciendas soñadas que no son ultrajadas sin compunción

con niños divertidos que fisgonean sin temor a la oscuridad.

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Lunaria

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