Que ningún día desgarre mis pupilas con miradas abatidas
por brotes marengos en cada una de sus uñas
arrancadas de tanto llamar a puertas taponadas.
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Que mis manos no sufran los añejos huesos doloridos
desamparados buscando caricias con lamentos
de un opaco mundo sin clemencia.
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Que no exista el gris en impúberes
con ojos de cuento de pinocho
y pelos entretenidos de arcoíris.
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Que no escuche gritos de lamento
en almas rendidas por golpes caprichosos
por sabandijas resentidas.
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Que no lloren las nubes por inocencias perdidas
en este año con dos lindos unos…
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…
Lunaria
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