Y mañana mi rostro desconocerás,
tu memoria se tildará
con el dolor de mis ojos
clavados por ese borrador que te lastimará
con la impotencia de manos sepultadas
sin remedio a los escondites imaginarios de tus recuerdos
desde ese sillón siempre perpetuado
con numerosas palabras redondeadas
localizadas entre otras muchas situadas al azar
en baratos cuadernillos de hojas recicladas
.
Preguntas inofensivas redundadas
con tiernas pupilas apagadas
de enfados inmediatamente olvidados
disipados con melancólica risa aflorada
con caricias arrugadas
eternamente cercanas,
amadas,
siempre inmortalizadas
Lunaria